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#Afghanistan

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La continua falta de seguridad e inestabilidad en ese país tiene un efecto negativo en las capacidades de los/as defensores/as de derechos humanos (DDH) para desarrollar su tarea. Son objeto de amenazas, actos de intimidación, hostigamiento, vigilancia, detención arbitraria, desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales. Entre los perpetradores se hallan tanto actores estatales como no estatales, entre ellos caudillos, integrantes del movimiento Talibán, agentes del gobierno y grupos sociales conservadores. Los/as DDH que trabajan en el área de los derechos de la mujer y la justicia transicional al igual que los periodistas independientes están particularmente en riesgo. Los/as trabajadores humanitarios también sufren amenazas y ataques.

La tarea de la Afghanistan's Independent Human Rights Commission (AIHRC) se ha visto seriamente afectada por la falta de recursos adecuados, que se dificultades que se ahondaron con el retiro de las fuerzas internacionales y la ayuda al país a fines del 2014. Al mismo tiempo, el gobierno ha intentado tener un mayor control de los medios de comunicación y cada año se denuncian decenas de casos de hostigamiento, amenazas y agresiones físicas contra periodistas.

La violencia contra la mujer sigue siendo endémica, a pesar de la adopción de una ley emblemática de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que no se aplica, especialmente en las áreas rurales. La Sra. Navi Pillay, anterior Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU y el Relator Especial sobre la situación de defensores/as de derechos humanos han expresado su "honda preocupación" por la seguridad de las defensoras de los derechos humanos. En el 2013, el Relator Especial sobre violencia contra la mujer informó que "en Afganistán, quienes defienden los derechos de la mujer siguen siendo amenazados e intimidados de manera regular, y las mujeres de alto perfil, fundamentalmente activistas políticas, han sido asesinadas y los responsables no fueron llevados a la justicia".