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#Kenya

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Si bien Kenia aparenta ser un país donde el espacio público está abierto, defensores y defensoras de los derechos humanos de categorías específicas se enfrentan a una amplia variedad de riesgos por causa de su tarea. Entre ellos se incluye a defensores y defensoras y periodistas que se ocupan de temas muy sensibles como la corrupción, la documentación o colaboran para reunir testimonios sobre la violencia pasada (lo que incluye los episodios de violencia posteriores a las elecciones del 2007/2008 y las habituales ejecuciones extrajudiciales a manos de la policía), como así también quienes se sirven de la manifestación pacífica como una herramienta para la incidencia.

Los defensores y defensoras que denuncian violaciones a los derechos humanos perpetradas por las fuerzas policiales sufren represalias continuamente. Una y otra vez, quienes integran las organizaciones de la sociedad civil, han sido arrestados/as y sometidos/as a maltrato durante la detención, recibieron amenazas telefónicas anónimas y, algunos de ellos/as, fueron llevados a juicio acusados de “formar parte de una organización ilegal” y “participar en una protesta ilegal”.

Los/as defensores/as de los derechos humanos que trabajan por los derechos de las minorías sexuales se han convertido en víctimas de instigaciones de parte de los líderes políticos y religiosos. Tras declaraciones de líderes religiosos contra las personas gay, ha habido incidentes de violencia en las comunidades y pedidos de clausura de organizaciones que trabajan en investigación y tratamiento del VIH/SIDA. Destacados/as DDH que se manifiestan a favor de los derechos de personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero (LGBT) se enfrentan a campañas de difamación y estigmatización, que traen como consecuencia cada vez mayores dificultades en su vida cotidiana.