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Premio Front Line Defenders 2020 para defensores/as de derechos humanos en riesgo

 

Las/os ganadoras/es de 2020 son:

Mekfoula Mint Brahim, Por una Mauritania Verde y Democrática, Mauritania

MekfoulaMekfoula Mint Brahim es una defensora de derechos humanos que lucha contra el extremismo religioso y la discriminación en Mauritania, en particular la discriminación contra las mujeres y las/os integrantes de las comunidades haratinas y del África subsahariana. Es la Presidenta de Pour une Mauritanie Verte et Démocratique (Por una Mauritania Verde y Democrática), una organización de derechos humanos fundada en 2009, que dirige proyectos de empoderamiento de la mujer en las zonas rurales. También es miembro de la Alliance pour la Refondation de l'Etat Mauritanien (AREM), una organización que promueve la buena gobernanza y lucha contra la impunidad. Mekfoula fue arrestada y detenida dos veces en febrero de este año junto con otras personas defensoras de derechos humanos, como parte del acoso continuo de la que es objeto desde que organizó una reunión de Pour une Mauritanie Verte et Démocratique y de AREM en su casa.

 

Guardia Indígena del Cauca, Colombia

La Guardia Indígena del Cauca - Kiwe Thegnas (Defensores de la Vida y el Territorio), integrante de la organización Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca ACIN, filial CRIC, es una expresión comunitaria de vida y resistencia ancestral compuesta por mujeres, hombres, niños y niñas que defienden sus territorios de forma pacífica, no armada. Fue creada en la violenta región del Cauca en el suroccidente de Colombia y, en 2001, comenzó a operar como colectivo organizado. La mayoría de los/as guardias indígenas pertenecen al grupo indígena del pueblo Nasa, el más grande y organizado, y han capacitado a otras comunidades en toda Colombia a lo largo de los años para defender sus propios territorios. Sus comunidades han sido escenario de multiples violencias derivadas de la presencia de actores armados, las economías del narcotráfico y la explotación multinacional. Entre sus multiples actividades, la Guardia adelanta con sus comunidades acciones de protección colectiva, da charlas de sensibilizacion y paz, lleva a cabo recorridos de sus territorios, da protección humanitaria a niños y niñas víctimas de acciones armadas, rescata a heridos en contexto de acciones bélicas bajo el marco de acción humanitaria, promueve capacitaciones sobre riesgo de minas antipersonal ERM, y da socorro a comunidades masivamente desplazadas de sus tierras. Debido a su papel, la Guardia Indígena ha sido objeto de múltiples ataques desde distintos actores que buscan resquebrajar la resistencia pacífica de las comunidades que representan.

 

Juwairiya Mohideen, Muslim Women’s Development Trust (MWDT), Sri Lanka

Juwairiya Mohideen es una mujer musulmana defensora de derechos humanos con sede en Puttalam, en el noroeste de Sri Lanka. Ella y su familia forman parte de la comunidad musulmana del norte que fue desplazada por la fuerza por los Tigres de Liberación del Eelam Tamil en octubre de 1990. 30 años después, sigue viviendo en un asentamiento de refugiados en Puttalam. Juwairiya comenzó su trabajo con la Rural Development Foundation prestando apoyo a la comunidad que había sido desplazada internamente. Durante un período de quince años, identificó una brecha crítica en el apoyo dedicado a las mujeres y las niñas dentro del sector local de los derechos humanos y la ayuda humanitaria. En 2010 estableció el Fondo para el Desarrollo de la Mujer Musulmana (MWDT), del que es Directora Ejecutiva. El MWDT proporciona apoyo práctico, asistencia y asesoramiento jurídico a mujeres y niñas que enfrentan abusos, violencia y discriminación. Juwairiya está en primera línea de los llamamientos a favor de la reforma de las leyes personales musulmanas que niegan a las mujeres y niñas musulmanas derechos básicos de que disfrutan sus hermanas no musulmanas en Sri Lanka. Juwairiya no se ha dejado intimidar por las amenazas contra ella y su familia, la flagrante desinformación y ataques contra su carácter, y haber sido tildada de traidora y rechazada por parte de su comunidad.

 

Lara Aharonian, Centro de Recursos para la Mujer, Armenia

Lara Aharonian es una defensora de derechos humanos que trabaja para promover los derechos de las mujeres en Armenia. Es cofundadora del Centro de Recursos para la Mujer de Armenia, una organización no gubernamental feminista con sede en Ereván que trabaja para empoderar a mujeres y niñas a fin de que se conviertan en ciudadanas activas a través de la lucha contra los estereotipos de género y la prestación de apoyo psicológico y jurídico a supervivientes de violencia de género. Lara Aharonian tiene una amplia experiencia en la defensa de los derechos de las mujeres, la igualdad y la inclusión de las mujeres trans, lesbianas y bisexuales, además de en sensibilización sobre la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. También es integrante de la Junta Directiva de Human Rights House (Armenia). Tras pronunciar un discurso en defensa de grupos marginados, incluidas las mujeres LBT, en la Asamblea Nacional de Armenia en marzo de 2018, Lara ha sido objeto de constantes ataques de grupos e individuos de extrema derecha. El nuevo gobierno, que llegó al poder tras la Revolución de Terciopelo de 2018, no está atacando públicamente a quienes defienden los derechos humanos. Sin embargo, los ataques contra Lara y otras personas defensoras por parte de grupos de derecha y nacionalistas están en aumento, mientras que el gobierno no actúa para garantizar su protección.

 

Fatima Al-Behadly, Iraq

Fatima Al-Bahadly es una defensora de derechos humanos de la ciudad de Basora, en el sur de Iraq. Es la fundadora de la Sociedad Al-Firdaws, una organización centrada en la protección de mujeres y niñas afectadas por la guerra y en el fortalecimiento de su papel en la construcción de la paz. Al-Firdaws ofrece talleres de alfabetización, educación y capacitaciones y trabaja para poner fin a la violencia contra las mujeres en las zonas donde éstas están más marginadas, incluidas las zonas rurales. Fátima y su organización conciencian a las comunidades sobre el impacto del matrimonio infantil y el abandono escolar prematuro de las mujeres y las niñas, y hacen un llamamiento a los clérigos religiosos y a los líderes tribales para que reconozcan el importante papel que desempeña la mujer en la sociedad. Fátima también trabaja con las/os jóvenes para combatir la militarización de la sociedad. Lucha contra el reclutamiento de niñas/os y jóvenes en grupos militantes y trabaja para su reintegración en la sociedad. Debido a este trabajo a lo largo de los años, Fátima ha sido objeto de amenazas de muerte y se ha enfrentado a una fuerte presión social por parte de su tribu.